jueves, 18 de enero de 2007

Los últimos tesoros de África

















Nunca antes había puesto atención a la música africana. Recién el año 2006 luego de haber escuchado a Amadou & Mariam, un matrimonio de músicos ciegos que adquirió cierta fama mundial gracias a un gran disco producido y promocionado por Manu chao, pude captar los principales rasgos sonoros de una tierra explotada hasta no dar más. Es así como luego le dí algunas escuchas al legado musical de la familia Kuti, al blues de savana que construye el gran Alí Farka Touré, a Manu Dibango, a la orchestra Baobab , y etc etc.

Me llama particularmente la atención de como ese lamento anónimo pero compartido por todos se cuela hasta en las canciones más alegres de la negrura africana. Al igual que todos esos susurros de tristeza, que parecen traer escondida una diminuta dosis de esperanza, a pesar de que la fotografía en donde nace está musica no sea muy alentadora. Lo más probable es que este que parece ser el último tesoro africano me vaya provocando un mayor número y diversidad de sensaciones a medida que me adentro en una de las pocas vías de escape a la miseria y desesperanza que han instalado las potencias occidentales en la tierra madre de las culturas y civilizaciones. Esta es música de una tierra que cría cuervos, y que a pesar de que le arranquen los ojos, sigue silvando melodías tiernas, humildes y honestas.